La infidelidad es uno de los fantasmas más grandes de cualquier pareja. Hay quienes conviven con ella en resignación, quienes se mantienen en el tormento de la duda y quienes son capaces de dar todo lo que tienen por comprobarlo y liberarse.
Traición, mentira, engaño son algunas de las palabras empleadas por la persona ofendida. La infidelidad se produce cuando una pareja rompe el compromiso de lealtad sentimental contraído. Es una traición a una promesa hecha por la pareja, una promesa de exclusividad, de amar sólo a esa persona.
El ser fiel, se dice es aquel ser que tiene principios y ama verdaderamente. Del infiel se dice: es aquel ser débil, insensato y a veces al cual le hace falta cariño.
La cuestión es muy complicada y además, está en juego el sentirse a gusto. El hacer lo que se desea.
La persona que ama con todas sus fuerzas y que es feliz con su pareja y juntos forman algo lindo y sagrado, siempre será fiel “por siempre lo será”. Pero la persona que desafortunadamente no es amada ni valorada y que ha sido lastimada. Y que aparece un tercero que le entrega su atención, que la ama y permite que le entregue su amor. Entonces esa persona, buscando su felicidad, será infiel.No siempre tras la infidelidad se produce una ruptura, algunas parejas consiguen superarlo. Otras rompen con la pareja, no están dispuestas a continuar una relación en la que se ha perdido lo fundamental, la confianza (sabiendo que la desconfianza es algo muy difícil de remontar.), además de tener el temor de que vuelva a ocurrir.
En ambos casos la infidelidad trae consigo un gran dolor, pérdida de confianza en la pareja, pérdida de autoestima, humillación, impotencia y rencor.
La infidelidad no es cosa de pareja sino de uno mismo, se produce por una falta de autocontrol y por no saber evitar a tiempo situaciones comprometidas.
Pensá antes de actuar.
[A quién tratas de engañar amor, por favor. Ya sé que este es el final, muy bien]
